Es de vital importancia que las personas, al llegar a cierta edad, mantengan un ritmo de vida activo dentro de sus posibilidades físicas. La llegada de la primavera es el momento idóneo para retomar con más fuerza que nunca este tipo de prácticas y hábitos en las residencias de mayores.
Una vez que comienzan a subir las temperaturas, las personas mayores parecen sentir cierta mejoría, tanto en su estado de ánimo como en su forma física, y se ven con más fuerzas para afrontar este tipo de ejercicios.
Actividades como un simple paseo a la luz del sol o ejercicios aeróbicos que favorezcan la elasticidad son ideales y, al ser al aire libre, los beneficios se multiplican. De este modo, al mismo tiempo que mantenemos la elasticidad y la masa muscular en óptimas condiciones, aumentamos el ritmo cardíaco y la capacidad pulmonar de nuestro organismo, así como una mejor circulación de la sangre.